Hace un par de días que el periodico « Libération » no deja de sorprenderme:Image

He aquí la primera de las portadas: « Pírate, millonario gilipollas »: En mi modesta opinión, y analizándola individualmente, creo que los periodistas de este diario han cruzado una línea, que dicho sea de paso nunca quedó muy clara para los que seguimos a este diario hace un tiempo.

Me explicaron que el periodismo « procuraba ser objetivo » y no tomar partido pero es la mentira más gorda que existe desde que me dijeron que Papa Noel cabia enterito por la chimenea (cegada) de la casa de campo de mis abuelos. Luego aprendes que, lo intentan algunos con más empeño que otros, o dicho de otro modo, los hay que esconden sus opiniones mejor que otros entre las páginas de cada publicación.

El tema es que Bernard Arnault, jefe del grupo Louis Vuitton – Moët Hennessy (LVMH) y por tanto el hombre más rico de Francia y el cuarto a nivel mundial ha decidido pedir la nacionalidad belga. ¿Qué significa esto? que quiere llevar sus asuntos con hacienda a Bélgica donde los impuestos a pagar son bastantes más bajos que en el hexágono, y más ahora que el señor Hollande se encuentra en medio de una cruzada contra las grandes rentas en el país.

Libé deja aqui muy clara dos cosas (si alguien no lo sabía aún): su ideología política y en mi opinión su falta de ética. Disfrazándola de riesgo informativo. No se debe permitir un uso de lenguaje vulgar en un media nacional, no solo por la degradación que acarrea para quien lo utiliza sino también porque este periódico llega a toda Francia y por ende a toda europa ya que los medios nacinales se conocen entre ellos. Este lenguaje y esta forma de actuar no combiene a la sociedad ya de por sí en decadencia.

Pero esto no acaba aqui puesto que hoy:

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« Bernard, si vuelves retiramos todo ».

 En mi caso es el colmo. parece un post-it, una nota entre compañeros que se enfadan, no una portada de un diario de tirada nacional si bien es cierto que habría que ver como esta tratado el tema en el interior del periódico.  Como no era de esperar, el señor Arnault ha denunciado a Libération por estas portadas.

Evidentemente ambas ediciones acabaran su tirada. Y lo peor de todo es que este revuelo podría quitarle relevancia al hecho informativo en favor de la fama momentanea del periódico.